«...El mérito del hombre reside en el servicio y la virtud, y no en el fausto de la opulencia y las riquezas. Cuidaos de que vuestras palabras estén purificadas de ociosas fantasías y deseos mundanos, y que vuestros hechos estén limpios de astucias y sospechas. No disipéis la riqueza de vuestras preciosas vidas en la búsqueda de una inclinación corrupta y malvada, ni dejéis que vuestros esfuerzos se malgasten en promover vuestro interés personal...