Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él.
El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo.
Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él.
El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo.
Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.
Para crear una paz interior, lo más importante es la práctica de la compasión y el amor, la compresión y el respeto por los seres humanos.
Los más poderosos obstáculos para ello son la ira y el odio, el temor y el recelo.
De modo que, mientras la gente habla de desarme en el mundo entero, cierto tipo de desarme interno es prioritario.
Lo que me asombra es no haber abandonado por completo mis esperanzas, que parecen absurdas e irrealizables.
Y, sin embargo, me aferro a ellas a pesar de todo y sigo creyendo en la innata bondad del hombre...
La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales, que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder.